A todos se nos da mejor de lo que creemos hablar de cosas sin importancia. ¿Cuántas veces al día le preguntamos a alguien cómo está para escuchar “Bien, gracias. ¿Y tú?” Repetimos sin parar el mismo rollo. Lo cierto es que simplemente estamos siendo educados. Pero, ¿no es eso una grosería? ¿Se basan nuestras estructuras sociales nada más que en buenas maneras? ¿Por qué no le preguntas hoy a cierta persona cómo está realmente? Está preparada e incluso espera hablar contigo. Alguien que te escuche puede cambiar las cosas más de lo que pensamos.
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