Puedes cerrar un trato y tomar una decisión productiva. Lo frustrante es que no tiene hada que ver con el problema que más te desespera resolver. Sin embargo, llegados a este punto, te has dado cuenta de una cosa que ha afectado tu actitud ante el problema a más largo plazo. Cuando comprendemos cuáles son nuestras prioridades, la cuestión de lo que tenemos que hacer para llegar a un acuerdo se desvanece. Si hoy proteges lo que hay que proteger, cualquier otra cosa se cuidará ella sola.