Así que, si no te mantienes firme, si te echas a un lado, si retrocedes o no te enfrentas a los bravucones, ¿estás dejando que otros te pisoteen? Desde luego es una suposición comprensible. Está claro que hay momentos en los que la rabia es una respuesta adecuada y razonable a la injusticia, la falta de consideración o la crueldad. Sin embargo, es fácil que en el calor del momento nos pasemos de la raya y, una vez que lo hemos hecho, ya no hay vuelta atrás. Hoy ten paciencia. Si le das a alguien el espacio suficiente, caerá en su propia trampa.