No hay nada como los nervios que se pasan al ver a un niño aprendiendo a montar en bicicleta. Algún que otro accidente es inevitable. Pero los maestros más sabios animan al crío a montarse otra vez y probar de nuevo. Cuanto más tiempo nos quedemos sentados intentando averiguar qué ha ido mal, más difícil será aprovechar nuestra habilidad instintiva para mantener el equilibrio, pedalear y dirigir, todo al mismo tiempo. Cuando lo piensas, es imposible, pero con práctica, se hace con toda naturalidad. Lo mismo se puede decir de tu necesidad de intentar hoy algo nuevo.