¿Te ha tocado alguna vez la lotería? A mí tampoco. Entonces ¿por qué tantos de nosotros estamos tan deseosos de tirar el dinero en la compra de décimos cuando a duras penas alguien ve una verdadera recompensa? Se debe a que en la posibilidad -por remota que sea- de que nos toque, hay algo que nos embriaga. Queremos creer en ello tanto que no hacemos caso a la voz de nuestra cabeza que nos advierte de que estamos malgastando el dinero. ¿En qué otro lugar de tu universo podría una arraigada creencia estar coartando una importante verdad? Este fin de semana no tiene sentido que desperdicies tu valiosa energía.