A pesar de que probablemente puedas pensar en unas cuantas personas que actúan como si fueran los dueños de la Tierra, nadie lo es en realidad. Si se les pidiera una prueba, no podrían encontrar nada que lo demuestre. Todos estamos en el mismo barco. No hay nadie que tenga más derecho a la propiedad del planeta que los demás. Entonces, ¿nos hace eso iguales a todos nosotros? En lugar de discutir sobre quién puede hacer qué, recuerda que eres digna de respeto y que tu voz merece ser escuchada. Una pizca extra de confianza en ti misma te impulsará a donde quieres ir.