Es mucho más fácil cuantificar lo que tenemos que lo que no. No hay unidades de medición para evaluar la “nada”. Aparte de que, si no entendemos algo, ¿cómo podemos comprender que no lo entendemos? Pero el verdadero problema se presenta cuando estamos convencidos de que ya tenemos toda la información que necesitamos. Presta atención al suave susurro que produce el cosmos mientras Mercurio cambia de signo, porque tiene algo que decirte. Y, si lo ignoras, ¡encontrará una manera mucho menos delicada de comunicarse!