Es como si estuvieras esperando, tamborileando con los dedos e intentando entender cómo te las has arreglado para meterte en esta situación. Ya va siendo hora de que vuelvas a tener el control en tus manos, ¿no? Aunque no haya garantía de ello por parte del cosmos, el equinoccio, más la llegada de la superluna, sugieren que, si te relajas y aceptas los movimientos naturales del universo, te darás cuenta de que las cosas salen bastante bien. No es el momento de forzar nada. Simplemente ofrece una invitación. Alguien está esperando para responder.