Cuando la gente está en medio de una situación dramática, suele decir: “no te quedes de brazos cruzados… ¡haz algo!” Es un consejo muy bueno. No hacer nada y dejar que las cosas sigan su curso es entrar en un estado de ánimo pasivo. Es justo lo contrario a encontrar el valor necesario para entrar en la lucha, con la espada preparada y dispuestos a batallar por lo que creemos que está bien. Sin embargo, algunas veces no hacer nada es una sabia decisión. El equinoccio trae un espacio para una posible transformación. No tienes que hacer mucho.