Cuando alguien dice algo con total convicción, es interesante ver cómo muchos de nosotros nos sentimos tentados a expresar el punto de vista contrario. Ni siquiera importa si estamos o no de acuerdo con la declaración original. Es como si, a cierto nivel, nos gustase que se manifiesten todas las razones posibles. Y, si no hay nadie con quién discutir, es fácil que acabemos discutiendo con nosotros mismos. Este fin de semana no faltan ideas que desafiar. El legado de la Luna Nueva indica que poner en duda las teorías demostrará ser de hecho muy aconsejable.