La regla de oro para ir a comprar comida es: ¡no vayas con hambre! Ten la seguridad de que volverás a casa con el doble de cosas de las que habías ido a comprar. De igual modo, no tomes decisiones importantes habiendo dormido sólo un par de horas. Seguro que van a ser inferiores a las que tomas estando tranquila, serena y despejada. ¿Podría estar nublando tu juicio una necesidad profunda y no reconocida? Con el fin de aprovechar plenamente el potencial disponible, vale la pena que establezcas algunas reglas básicas y te atengas a ellas.