Oh, ¡otra vez tú! Y has llegado justo cuando ya me había resignado a no poder hablar hoy contigo. He estado esperando el momento oportuno para charlar. Esperaba que tuviésemos esta conversación – el mensaje era demasiado importante como para pasarlo por alto. Es de suma importancia y, sin embargo, sencillo. Necesitas tener fe en que pasará lo que tenga que pasar – y, lo que es más, que ocurrirá exactamente en el momento adecuado. ¿En cuanto a esos sucesos “poco deseables” que siguen produciéndose? El resquicio de esperanza superará pronto al negro nubarrón.