Hace muchos años, cuando los seres humanos éramos una panda menos escéptica, los astrólogos eran tratados con gran respeto. Cuando alguien veía algo que le parecía que podía ser una señal, necesitaba el consejo de una persona que pudiera interpretarlo. Hoy en día estamos rodeados de tal cantidad de señales que a la mayoría de las personas les cuesta trabajo saber a cuál de ellas vale la pena hacer caso y a cuál no. “Compre uno y llévese otro gratis. Hay que venderlo todo”. La oscuridad de la Luna trae un mensaje claro del cosmos que será fácil seguir.