No conozco a ningún niño al que no le guste el chocolate. Pero, ¿les gusta porque saben, a un nivel muy profundo, que es bueno para ellos? Los adultos tendemos a pensar que sabemos lo que es malo para nosotros pero también pasamos por alto lo que es peor: privarnos de lo que nos gusta porque pensamos que es malo para nuestra salud. Se dice que un poco de lo que te apetece ¡te sienta bien! Y mucho… bueno, eso depende de lo que sea. Este mes no hay motivos para pensar que lo que quieres va a acabar dando disgustos. Sé generosa contigo.