Ni siquiera un montón de candados en la puerta detendrá a una persona que esté decidida a tener acceso a un lugar. Por supuesto que todos intentamos proteger nuestros bienes. Pero nuestras posesiones materiales significan muy poco en comparación con nuestras redes de apoyo emocional, nuestro bienestar psicológico y nuestra salud espiritual. Si perdemos el sueño, la tranquilidad o, peor aún, las relaciones, es cuando sentimos el impacto de la pérdida. Como ya ha pasado cierto escenario incómodo que amenazaba con hacer descarrilar tus ambiciones, puedes relajarte y soltar lo que estás sujetando con tanta fuerza.