Pasamos mucho tiempo intentando ser “buenos” o “malos” pero a menudo se nos olvida ser “sabios”. Cuando somos sabios podemos ver por qué en algunas ocasiones está bien que seamos malos. O que podría estar bien ser malos para ser buenos. Parece ser que la sabiduría es una mercancía subestimada. Sin embargo estamos tan desesperadamente necesitados de ella como siempre. Entonces, ¿dónde podemos encontrarla? Si hoy se te pide que seas prudente recuerda que, justo porque a la gente se le olvide dar las gracias, no quiere decir que tu sabiduría no sea apreciada.