Ninguno de nosotros tenemos la suerte de contar con recuerdos perfectos, lo cual es quizás una gran suerte. Al fin y al cabo, hay ciertas cosas de las que preferiríamos no acordarnos. Pero también hay momentos entrañables a los que queremos aferrarnos. Tampoco “entrañable” tiene por qué significar positivo. Cada error nos enseña una lección de gran valor y, siempre y cuando el hecho de recordar nos permita liberarnos de un temor, es algo bueno. No temas tirar al pasado mientras te vas aclimatando a un cambio emocionante.