A veces, en la pasión de un momento acalorado, nos oímos decir cosas que están fuera de lugar. Si por lo menos tuviéramos más tiempo para reflexionar, en esos momentos podríamos tomar decisiones muy diferentes. Mientras te encargas de los productos finales de un proceso que ha sido precipitado e incómodo, no es necesario que asumas la culpa. No es posible deshacer algo que ya ha sido hecho. Tampoco deberías perder ni un segundo más lamentando tus acciones. En vez de eso mira las opciones que hay disponibles. Algunas de ellas son muy prometedoras.