“¿Qué tal estás?” “Estoy bien, gracias”. Este tipo de intercambio cortés y agradable tiene lugar en todo el planeta. Estamos tan acostumbrados a él que apenas nos damos cuenta de lo que decimos. De hecho, estamos tan acostumbrados a decir que estamos “bien”, ¡que pensamos que lo estamos! ¿Que se me acaba de pinchar una rueda de la bicicleta y llego tarde al trabajo? ¿Que a mi pareja se le ha olvidado ir a la compra? Bueno, sí, pero de todos modos voy a decir que todo va “bien”. El equinoccio te da el valor necesario para enfrentarte a lo que no está bien.. para que así pueda estarlo realmente.
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