Ni siquiera la gente más inteligente puede pensar tan deprisa como querría. Nuestro cerebro funciona de forma metódica. Su actividad predeterminada es procesar la información en lugar de crearla. El corazón trabaja más rápido. No sólo conoce las respuestas antes de que se hayan planteado las preguntas, sino que siempre acierta. Lo que pasa es que la mente suele insistir en que ella sabe más. Como Mercurio reduce su velocidad antes de cambiar de dirección, vale la pena tener esto en cuenta. Ya has tomado una buena decisión. Lo que pasa es que estás luchando por hacerla compatible.