La gente dice: “no es lo que hacemos, sino la manera en que lo hacemos”. Sin embargo, la mitad de las veces es únicamente lo que hacemos lo que de verdad importa. Podrías hacerlo de cualquier forma y no habría ninguna diferencia. Por ejemplo, toma el día de hoy. Hay una meta en particular que tienes que alcanzar. El estilo en que lo hagas carece de importancia, es en la sustancia en lo que te tienes que centrar En el momento en que te alegres por haber emprendido el camino correcto, entonces (y sólo entonces) podrás concentrarte en hacer lo que tengas que hacer, lo mejor que sepas.