La vida, igual que la marea, tiene sus altibajos. Con que esos altibajos fueran tan bien definidos y fáciles de predecir como lo son los movimientos del océano, nos resultaría mucho más fácil evaluar nuestras circunstancias. De saber que estamos en un momento alto, podríamos sentarnos a disfrutar del paseo. Si estamos en un momento bajo, podríamos apretar los dientes y adaptarnos, sabiendo que las cosas van a cambiar pronto. Pero muchas veces estos movimientos coexisten de una manera más complicada. El fin de semana te trae desplazamientos suaves y razones para sonreír.