A algunas personas les gusta tener a alguien (o algo) a quién echar la culpa de sus desgracias. Señalar con el dedo les proporciona tal sensación de satisfacción que apenas les importa la dirección en que esté señalando. Hasta están contentos cuando se están apuntando a sí mismos. La culpa es algo en lo que podemos deleitarnos – tanto si realmente la tenemos como si no. Hoy ojo con la tendencia a librarte de la culpa acusando falsamente a otra persona. Pero ten cuidado también de no culparte a ti misma. Deja que impere la bondad.