Sabemos que los leopardos no pueden cambiar sus manchas. O si lo prefieres, los perros dálmatas. Los tigres y las cebras también se tienen que aguantar con sus rayas. Sin embargo tú y yo somos seres humanos y tenemos la capacidad de cambiar nuestro aspecto. Podemos tomar, al menos hasta cierto punto, decisiones sobre nuestra apariencia. Dentro de nosotros es otra historia: somos capaces de llevar a cabo procesos de transformación que cambian nuestra forma de pensar y de sentir. No sucede a menudo pero sí algunas veces. Una verdadera mejoría es posible.