Hace tiempo estuve compartiendo un piso de estudiantes con un compañero que odiaba fregar los cacharros. Al no tener lavaplatos, imagínate como quedaba la cocina cada vez que él cocinaba. Un día me encontré con la sorpresa de una reluciente pila de platos y cacharros de cocina limpios. Me explicó que había superado su aversión a fregar por una aversión aún mayor ¡a los platos sucios! Este fin de semana puedes aplicar una estrategia parecida a un problema que te ha estado preocupando. Resuelve cuál es el menor de los dos males y hazlo.