Todos estamos familiarizados con la historia de la gota que colmó el vaso porque la vemos representarse en nuestra vida. No hace falta mucho para que algunas personas pierdan los estribos en situaciones aparentemente triviales. Pero esto es siempre porque algo más está pasando y las cosas han ido creciendo a un ritmo vertiginoso. Lo más mínimo basta para que se incline la balanza. Sin embargo, este punto de inflexión también puede funcionar de manera positiva. El día de hoy aporta una mejora pequeña, aunque vital, a una relación clave.
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