Desde la llegada del neón, nuestra apreciación de la sutileza casi parece haberse desvanecido. ¿Qué sentido tiene escuchar los susurros del viento cuando todo es amplificado en los equipos de sonido portátiles? ¿Por qué leer los matices del lenguaje corporal cuando sabemos por los medios sociales lo que están haciendo los demás? ¿Por qué escuchar a Beethoven cuando podemos acceder a cualquier tipo de música, en cualquier momento? Este fin de semana puedes elegir entre considerar el punto de vista más amplio e inspirador o conformarte con lo que parece que quieren todos los demás.
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