Consideramos que el bien y el mal son dos caras de una misma moneda. Pero eso no es completamente cierto; la verdad es mucho más turbia y borrosa Simplificar las cosas en exceso puede ser peligroso. Te tienta la idea de asumir que te enfrentas a una serie de decisiones sencillas: bueno y malo, bien y mal, sí y no. Pero si pellizcas un poco nada más a una de estas opciones “malo” o “mal” encontrarás una propuesta mucho más positiva. No hay una respuesta “correcta” para el presente acertijo. No restrinjas tus horizontes por olvidar esto.