La vida nos obsequia “momentos perfectos” de los que no siempre sacamos provecho. Recuerdo que, siendo niño, fui de pasajero en un coche que tuvo que detenerse para permitir que un pollo cruzara la calle. ¿Por qué demonios no salto alguien del coche y le preguntó al pollo por qué estaba cruzando la calle? Habría podido compartir la solución a la cuestión ¡que lleva tanto tiempo pendiente! Te preocupa haber perdido la oportunidad de resolver un acertijo. Sin embargo, éste no iba a darte la información que creías que te daría.