Cuando la gente habla sin tener una verdadera conversación decimos que es un diálogo de sordos. Es un término extraño, en especial cuando no tenemos ninguna intención de hacer que alguien se enfade. Todo lo contrario. Estamos haciendo todo lo posible por ser sensibles. La mayoría de los malentendidos ocurren cuando nos concentramos tanto en ser educados que, sin darnos cuenta, logramos dar la impresión opuesta. En algún lugar de tu mundo hay una suposición que hoy tiene que ser criticada y corregida.