Saca una moneda – la que sea – del bolsillo y ponla cuidadosamente sobre la mesa. ¿Está el lado de la cara hacia arriba o hacia abajo? ¿Vale más esa moneda si está de un lado o del otro? Está claro que no. Es una moneda, su valor no cambia. Además, no te lleva mucho tiempo darle la vuelta, si lo que prefieres es el otro lado. Así que, en lugar de esto, vamos a centrarnos en el escenario que te ha estado inquietando desde hace algún tiempo. ¿No es posible que eso tenga también un lado positivo? Todo lo que necesitas para darle completamente la vuelta a una situación complicada, es convicción.