Cuanta más información tenemos de determinado escenario o asunto, más fácil nos resulta sentirnos confusos. Hasta la más sencilla de las tareas puede volverse compleja y difícil en el momento en que empezamos a tener en cuenta las distintas probabilidades e inquietudes sobre lo que “podría ir mal”. En cuanto esos factores empiezan a cuadrarnos, nos es fácil encontrar motivos para pararnos a pensarlo aún más. ¡Horror! Es el mismo círculo vicioso de toda la vida y puedes reconocerlo ahora mismo. ¡Buenas noticias! La Luna Nueva te recuerda la sencillez de tu plan original.