Le he estado leyendo a mi hijo el cuento de la rana que se convierte en príncipe. Me hizo pensar en las transformaciones que presenciamos en nuestra propia vida. Aunque no parece posible que un anfibio se transforme en una persona, si nos centramos en los aspectos menos perfectos de su carácter y pasamos por alto otros aspectos más atractivos de su personalidad, sí que podemos transformar a ciertas personas criaturas en frías y desagradables. A medida que Venus se instala en tu signo, vale la pena que eches un vistazo a algo que te desagrada. Esto disfraza algo impresionante.