Aunque se dice que “errar es humano y perdonar es divino”, por lo que yo sé no hay ninguna bonita frase que resuma nuestra capacidad para reconocer que hemos cometido una sencilla equivocación. Dado que el arte de “meter la pata” es parte integrante del ser humano, es interesante ver lo difícil que nos resulta admitir que nos hemos equivocado. Incluso algunas veces, la idea de poder cometer un error es suficiente para que no seamos capaces de tomar una decisión. El “Dedo del Destino” sugiere que, al perdonarte a ti misma, puedes tomar una decisión importante.