Sólo los tontos ignoran esa molesta sensación que tienen en el fondo de su estómago. Aun cuando no podamos identificar qué es exactamente lo que está mal, nuestra intuición nos da la oportunidad de parar y echar un segundo vistazo, por si acaso. Es aún más importante hacerle caso cuando se es normalmente inmune a este tipo de dudas. Estaría más que justificado que una persona muy nerviosa e inquieta no haga caso de una sensación tan común. Pero tú eres diferente. Hoy inventa sobre la marcha. Y, lo que es más importante, confía en ti misma.