La Biblia narra una historia sobre que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el cielo. Hace años estuve en un museo de miniaturas en el que tenían un camello minúsculo, cuidadosamente tallado en madera. Lo habían atado a un cabello tan fino que podía pasar por el ojo de una aguja. Apuesto a que lo había encargado alguien muy rico. Algunas cosas son más difíciles que otras. Pero, a medida que Venus cambia de signo, te trae el recordatorio de que no hay nada imposible.