Cada persona, desde el momento que nace, tiene un oráculo maya asignado. Sí, eso hicieron los Mayas hace milenios, escribir nuestro destino. Según nuestra fecha de nacimiento, cada uno de nosotros, tiene una meta o destino que debe cumplir en el trascurso de su trayectoria vital, además de las características esenciales que le permitirán llevarlas a cabo, pero, ¿cómo podemos conocer nuestro oráculo maya?

El oráculo maya consta de cinco sellos que tienen la función de recordarnos cuál es el propósito de nuestra existencia. Nuestro destino (Kin Maya) nos permite conocernos mejor a nosotros mismos y dar un nuevo sentido a nuestra vida, algo que puede ser terapéutico para el alma.  Para ello debemos conocer los sellos que existen y calcular nuestro oráculo. Cada uno de estos sellos tiene un nombre:

  • Kin Maya o Sello Destino: es la razón de nuestra existencia, nuestra misión en la vida.
  • Sello guía: nos indica cual debe ser el resultado de nuestro aprendizaje desde el instante que nacemos y es el que moldea nuestra personalidad.
  • Sello de apoyo: es la energía que nos complementa en los acontecimientos que atañen a nuestra vida.
  • Sello oculto: el potencial que llevamos dentro pero que no desarrollamos porque no sabemos que tenemos. Para llegar a este sello se necesita de una gran dosis de autoexploración e introspección. Es muy difícil que salga al exterior, a no ser que nos esforcemos por encontrarlo.
  • Sello opuesto o Kin Antípoda: son los miedos, los problemas, los obstáculos, aquellas situaciones complicadas que acaban convirtiéndonos en la persona que somos.

Conocer nuestro oráculo Maya, nos ayudará a descubrir nuestros puntos débiles y nuestros puntos fuertes, y nos ayudará también a desarrollarnos personalmente. Para calcularlo, debemos conocer nuestro kin maya que se calcula con la combinación del sello solar y el tono galáctico. Existen un total de 260 combinaciones que podemos encontrar en la cuenta sagrada de los mayas o Tzolkin, para ello deberemos buscar nuestra fecha de nacimiento en la tabla pertinente y hacer los cálculos necesarios: nuestro destino nos espera.

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