De vez en cuando alguien dice justo lo que todos los demás piensan pero que son demasiado educados para decir. En ese mismo momento cunde el pánico. Reina el silencio y todos evitan mirarse a los ojos. Luego, de mutuo acuerdo y sin decir palabra, todo el mundo hace como si eso no hubiera pasado. Pero, ¿se debería confinar la verdad a un lugar “adecuado” y “cortés”? En este mundo hay demasiada injusticia como para justificar el silencio. Hoy tienes la oportunidad de hacer frente a una verdad incómoda o de esconder la cabeza bajo el ala. Toma la decisión correcta.
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