El mundo de hoy en día es, en muchos aspectos, irreconocible del mundo en que crecimos. Los ordenadores pueden darnos la hora. Los coches pueden conducirse solos. Llevamos máquinas portátiles que son pasarelas que conducen a un reino infinito de información. Sin embargo, a medida que la tecnología se hace más inteligente, no hay señales de que los seres humanos nos estemos haciendo más compasivos. El eslabón perdido de tu vida es ahora más emocional que práctico. No es cuestión de inventiva. Tiene que ver con lo que puedes obligarte a perdonar y dejar atrás.