Imagínate que estás en la cima de una colina. Muy a lo lejos, puedes ver en el horizonte la cima de la siguiente colina. Ahí es donde estás intentando llegar. Sin embargo, para poder llegar allí, tienes que descender de tu actual posición y bajar al valle, que tendrás que recorrer entero, antes de volver a ascender. Ahora imagínate que ya estás en el valle y que no te acuerdas de hacia donde te dirigías. Has perdido la perspectiva. Aférrate a lo que hace tiempo sabías y confía en ello.