Me encanta esa sensación que se tiene cuando se ha terminado un trabajo. Es sensación catártica, purificadora, incluso un jubiloso alivio. Aún es mejor cuando se pueden hacer varias cosas en el menor tiempo posible. Sí, y… bueno… ¡no! ¿No es más importante hacer algo bien que simplemente hacerlo tan deprisa como sea posible? Los trabajos hechos a toda velocidad suelen volver para mordernos en… bueno, ¡tú ya me entiendes! Intenta resistir la presión que amenaza con agobiarte. Es mejor retrasar un plan que ponerlo en práctica sin haberlo pensado bien antes.