En un momento dado de un día cualquiera, podemos darnos cuenta de que estamos diciendo una cosa cuando queremos decir otra. Sencillamente, ¡coherencia no es nuestro segundo nombre! Ni, si somos totalmente veraces, podemos decir que somos ¡total y verdaderamente veraces! Siempre estamos ocultándonos hechos y emociones a nosotros mismos, no digamos a los demás. Y no siempre nos equivocamos al hacerlo. Si te sientes culpable de algo que no es culpa tuya, aleja ese pensamiento de ti. Deja de hacerte pasar un mal rato.