¿Estresada? Por supuesto. ¿Qué esperabas con todo lo que llevas a cuestas? ¿Desconcertada? Es natural, si tienes en cuenta la confusa situación a la que te enfrentas. La certeza siempre se basa en cierto grado de autoengaño. A medida que los escenarios cambian, mutan y evolucionan, tú estás experimentando una montaña rusa de reajustes prácticos, emocionales y psicológicos. Sin embargo, no hace falta que cunda el pánico. Cuando el polvo se haya asentado (y pronto lo hará), lo que durante mucho tiempo ha parecido equivocado emergerá como algo completamente correcto.
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