Hay batallas que no es posible ganar, sin importar la razón o el poder que tengas de tu lado. Esta clase de conflictos te roban más fuerza vital de la que te llegarán a devolver alguna vez, por grande que sea tu victoria. Los conflictos familiares casi siempre caen en esta categoría. Es mejor evitarlos. Lo mismo ocurre con cualquier intento que puedas hacer para reprimir una pasión. Aunque hoy no tengas la obligación de cambiar el universo, si te concentras en cambiar el tema, de repente todo parecerá mucho más fácil.