En cuanto hemos puesto nuestras miras en algo, es fácil ignorar todos los argumentos en contra. Nos agarramos a cualquier cosa que justifique nuestro punto de vista, por discutible que pueda ser. Incluso los más astutos de entre nosotros, quienes nos enorgullecemos de nuestra habilidad para leer las señales más sutiles, nos inclinamos a tener más en cuenta las cosas que respaldan nuestros deseos que las que los contradicen. ¿Cómo puedes estar segura de tu amplitud de miras? Es muy sencillo, ahora mismo no puedes. Así que, si la imparcialidad es imposible, ¡pues échale pasión!