Inventar problemas es pan comido. La receta es sencilla: no se precisan habilidades complicadas. Todo lo que hay que hacer es añadir una clase de negatividad a otra – da igual la cantidad, el orden y como se haga. Tampoco es importante la temperatura. Habrá problemas, pase lo que pase. Es decir, salvo que cojas estos ingredientes, los metas en recipientes separados y los guardes en un armario. Si este fin de semana te niegas a ver tus problemas como parte del mismo todo, vas a poder resolver un dilema complicado.