Dicen que la paciencia es una virtud. Pero también lo son la austeridad, la generosidad y la castidad. No hace falta ser un genio para entender por qué la virtud cayó en desgracia hace tanto tiempo ni por qué hay pocas posibilidades de que renazca en un futuro cercano. Entonces, ¿qué precio tendrás que pagar al final por tu vicio favorito? Francamente ¡no tanto como te imaginas! No dejes que un sentimiento de culpa te impida disfrutar de una oportunidad excepcional para sentirte satisfecha. Es decir, a menos que hoy prefieras disfrutar ¡deleitándote en el remordimiento!