¿Estás haciendo lo que se supone que tienes que hacer? ¿Has marcado las casillas correctas? ¿has complacido a la gente correcta? A veces todos somos culpables de hacer lo que pensamos que los demás quieren, o esperan, que hagamos. Entra en acción la mentalidad de la multitud. No nos acordamos de preocuparnos por lo que queremos nosotros, y nos esforzamos por encajar con los que nos rodean. Las peculiaridades de nuestra individualidad llegan a ser vistas como un lastre, algo de lo que hay que burlarse y que criticar. Hagas lo que hagas hoy, no te disculpes por ser tú. Tu individualidad es una fuerza extraordinaria.