Hay veces en las que, después de haber escrito tu predicción, pienso: “Oh, no. Tal vez no debería haber dicho eso”. En algunas de esas ocasiones hago unos cuantos cambios. Sin embargo, otros días la dejo tal y como está. Hoy, aunque tengo que decirte que necesitas enfrentarte a tus miedos “de frente”, estoy siendo delicado en mi forma de darte el consejo. Con ese mismo espíritu, y como parte del mismo proceso, sería inteligente por tu parte pensar un poco más en cómo te vas a dirigir hoy a una de tus amistades. No te andes con miramientos y no olvides ser amable.