Cuando la luz se va de repente, si cambias la bombilla y sigue sin funcionar, lo siguiente que haces es comprobar los fusibles. Nueve de cada diez veces eso solucionará el problema. Sin embargo, cuando cosas eléctricas más complicadas no funcionan, nos suele entrar el pánico y pedimos ayuda. Aunque la mayor parte de estos problemas se suelen resolver fácilmente con sólo apagar y volver a encender el aparato. Por alguna razón, cuanto más complejo es un problema, más probable es que nos olvidemos de lo básico. Hoy no hace falta una solución complicada.